Cuestión de dislexia

Opinión

Hagan juego, señores.

Paco Bello para DPEH

Jugad, coño, jugad ¿quién os lo impide? Si ya sabéis que lo que “no va más” es la voluntad de los números de vuestra partida. ¿Por qué ibais a parar?

Éstos siguen creyendo que viven en democracias desarrolladas, en un mundo avanzado y moderno, y que todas las medidas que se toman en su evolución son fruto del estudio de la coyuntura socio-económica. Y si no lo creen del todo, para esto están los expertos; para que no duden después de recibir el sermón, que pese a que no lo entiendan suena grave y ortodoxo, muy científico. ¿Para qué cuestionarse la realidad? ¿para qué informarse? Aunque no hay que olvidar que lo habéis hecho muy bien -a cada cual lo suyo- estructurando todo un sistema global de manipulación de esa voluntad y de la conciencia. No se os puede negar el mérito, es imposible: integración de la sociedad en un entramado laboral alienante, destrucción de valores, modificación del lenguaje y la educación, atomización del grupo, impulso de la competitividad en un modelo basado en premio y castigo, potenciación del mito, el éxito, la fama y la jerarquía, y todo un holding mundial de difusión de esa doctrina. ¡Bravo!

Lo habéis hecho tan jodidamente bien, que ya habéis ganado, pues la gente no sabe que vuestro “As”, la psicología social, sigue mejorando sus estudios y métodos, y con ello vuestro control de la situación, y la posibilidad de seguir aumentando la presión sin contrariedades. Y supongo que resulta inútil pediros un poco de consideración. Estáis acostumbrados a decidir, y partís de un darwinista concepto de superioridad desde la infancia. Yo no creo que seáis superiores -sí en aberración humana-, sino que os habéis encontrado una posición de privilegio, y una estructura de comunicación y colaboración que deja aparcadas vuestras luchas cuando se trata de mantener la posición común. Lo malo es que sois unos desgraciados porque sólo conocéis eso y no os habéis dado cuenta, y vuestra dominación nos hace desgraciados a los demás.

Es triste que la gente no sea consciente de esto, y de vuestro desprecio por la vida de la casta inferior. Es lamentable que muy pocos se den cuenta de que no vais a las guerras, de que nunca os afectan los atentados, de que no os suicidáis como sí hace vuestra mano de obra, de que no tenéis los problemas de la plebe… es especialmente triste que esas personas no sean conscientes de que además sois la causa de todo ello. Y todo por un egoísmo patológico, y por una educación y una endogamia sectaria que os ha convertido en monstruos.

Es todavía más triste que la gente no se dé cuenta de que no se trata de conspiraciones, sino de naturaleza. De que hace mucho tiempo los más ambiciosos fueron los que se hicieron con el poder. Siempre ha habido gente que ha sentido esa atracción por la superioridad, y también quien no la ha sentido en absoluto. Pero el error fue permitíroslo, y no activar medidas que controlasen el exceso de codicia cuando puntualmente hubo ocasión.

Pero ¿qué se puede hacer con el que cree todavía lo que le cuentan desde los medios de “formación” de vuestro capital? Si no se dan cuenta de que vuestros empleados jamás tirarán piedras contra vuestro tejado ¿qué se puede hacer? ¿Y qué hacer con los que creen que los gobiernos velan por nuestros intereses cuando sois vosotros los que creáis la opinión desde vuestros púlpitos formativos, y decidís la intención de voto mostrando sólo vuestras alternativas? Joder, si hasta creen que lo que está pasando en Oriente Medio y el norte de África es un levantamiento popular espontáneo.

Pobres de nosotros, inhabilitados para la unión, sin criterio, incapaces de encontrar causas comunes, y siempre esperando en la sombra dar el salto para entrar en vuestro club.

Está todo perdido, pero desde aquí pretendo molestar con argumentos todo lo que me sea posible, porque hasta el día que muera, quiero no avergonzarme de cómo vivo.